El valle del río Chico y áreas aledañas es habitado desde hace más de 10.000 años. Los primeros habitantes vivían de la caza de animales y de la recolección de plantas. Su modo de subsistencia los llevaba a la necesidad de moverse de un lugar a otro, en busca de guanacos, materias primas para tallar y otros recursos (leña, agua, etc.). Estos recursos estaban distribuidos en lugares específicos y, a veces, disponibles por períodos de tiempo cortos. Sin embargo, el gran conocimiento del paisaje de estas poblaciones hizo que su movilidad siempre tenga un rumbo. A lo largo del tiempo estas poblaciones vivieron numerosos cambios y hoy en día quedan diversos rastros materiales de su paso por la región. Los primeros viajeros de origen europeo que recorrieron la zona en el siglo XIX describen la presencia de los descendientes de estas poblaciones, para quienes el Cerro Ventana o Mowaish, como ellos lo conocían, era un lugar de paso muy importante.
Nuestra zona fue habitada por los Tehuelches aonik’en «Gente del sur», grandes cazadores que con la adopción del caballo modificaron sus particularidades facilitando su traslado e Interacción con otros grupos.
Hacia 1883 con la denominada Campaña del Desierto, los tehuelches vieron «cercadas» sus posibilidades, terminando empleados en estancias, o agrupados en reservas, y las nuevas enfermedades fueron diezmando notoriamente su
población.
El inmigrante austríaco José Kuney Posne, sobreviviente de los fusilamientos durante las «Huelgas rurales» de 1921, levantó una vivienda en este valle en marzo de 1922, era una construcción realizada en madera y cubierta con chapa de antiguas latas de combustible de 20 litros. Junto a esta vivienda construyó una herrería (taller de carros y chatas) con maquinaria proveniente de la zona de Puerto Deseado.
La elección del sitio se debió a que era el paso obligado de las carretas y chatas que transportaban lana y cueros desde la cordillera y centro hacia el pueblo de Puerto San Julián y porque también pensaba en proveer de alimentos y otras mercaderías a los pobladores de la zona.
100 años después esta «antigua herrería» sigue de pie a pesar del paso del tiempo y se puede visitar en un predio histórico en el que junto a las chatas de la época están como testimonio de los inicios de «Cañadón León» que a partir de 1958 pasó a llamarse Gobernador Gregores, en homenaje a quien condujo la provincia de Santa Cruz entre 1932 y 1945.